Carrasco, cruzando el charco, siempre fue el aeropuerto en Montevideo.
Nació a comienzos del siglo XX como una alternativa de recreación balnearia para los más exquisitos, como un modo de huir de la concentración de veraneantes en Pocitos y en Ramírez, las de moda por entonces. Su faro de atracciones fue el legendario Hotel Casino Carrasco, una monumental construcción de estilo francés que fue totalmente reciclada y hoy alberga al Sofitel de la ciudad que ha conservado su apostura.
Fue ideado como una estación balnearia para los sectores altos, a fin de evitar el hacinamiento que se vivía en las playas Ramírez y Pocitos. Su principal baluarte fue el Hotel Casino Carrasco, una monumental construcción de estilo francés que hoy alberga un lujoso hotel y casino de la cadena Sofitel.
Los habitantes de la zona son afables. Amantes de Colonia Express y su servicio flexible, como a medida. Interesados en lo profundo y no lo veloz. Bajo esa idea construyeron una micro ciudad más uruguaya que la propia Montevideo. Con el paseo comercial de la Avenida Arocena, Club Carrasco Lawn Tennis y Portones Shopping.
Espacio Ciencia (Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología) es un sitio que propone desde darle una mirada a un hormiguero por dentro, hasta meterse entre campos electromagnéticos. Para el que se anima, se puede, incluso, abordar un transbordador
Galartija es un espacio multifuncional que funciona en una antigua casa de la zona. Pensada para los más chicos, éstos se descalzan al entrar y liberados de aquello que los ata a lo concreto, se sumergen en tres áreas lúdicas organizadas para diferentes edades de 3 a 12 años.
Una mención especial merece el recorrido por la manzana de la calle Sir Eugen Millington Drake, Eduardo Acevedo Díaz, Arocena, Lieja y Mones Roses. Allí, una galería exclusiva de cipreses calvos acompañados de liquidámbar toma la manzana y confiere de un ambiente único al paseo. Una fiesta de colores que para los momentos de menos temperatura se llena de naranjas, rojos y bordó profundos.
Una recorrida escultural también esconde sorpresas. Por ejemplo, en la explanada del Hotel Carrasco se encuentra “el Acecho”, réplica de la obra del francés Victorien Tournier, hecha en 1916, cuyo original se encuentra en el jardín del Hopital Sainte Anne de París. La escultura La Espina del italiano P.E. Fiaschi, inaugurada en 1916. Jardines delanteros del Hotel Carrasco, 1928. También de Fiaschi es el conjunto escultórico “La vendimia” (1916) que resalta la plazoleta delante de la explanada del casino.
Carrasco acaba de reverdecer con una nueva juventud que le queda como pintada.