La tela fluye, se despoja de orgullo y se desmaya sobre la mesa confiada en la mano sabia de quien sabe con tijera a mano alzada, dibujar en su textura, una pieza única. Esa es la historia de Marcela Devia.

En Grecia se usaba lino, lana, algodón y seda. Se inició con la exomis, una tela rectangular sujeta al hombro izquierdo, anudada bajo el brazo derecho y cinturón; vestidos (quitón) y manto unisex (himanton). En Roma se usaba la lana, lino y seda. En la República surgieron las túnicas para hombressubúcula dalmática y colobium, con una toga. La mujer usaba taparrabos y soutiens, y la subúcula, hasta los pies y supparum, o estola. Los pueblos germánicos tras la derrota del Imperio Romano comenzaron a coser la ropa y usaban prendas de lana: túnica corta de mangas largas, calzones largos o pantalones y un sayo sobre los hombros.

En la Edad Media ya abundaba la lana, (paños de Frisia), el cainsil, para camisas y calzas. hombre llevaba dos túnicas: una fina, brial, y otra de lana con mangas, ceñidas con un cinturón; además, llevaba calzones y una capa. La mujer también llevaba dos túnicas, la camisia y la estola larga. En el Medievo surgieron el guante y las telas de hilo para verano y de piel para el invierno.

Desde el siglo XII aumentó el uso de la seda y el algodón producido en Italia. En el siglo XIII apareció el vellux (terciopelo, velour) y se difundió la peletería. En el siglo XIV se acortaron los calzones (calzas altas) y sobre la camisa , un jubón.

En el Renacimiento surgió el concepto de moda como lo entendemos hoy, con nuevos géneros y la costura profesional. En ltalia aparecieron los trajes más ricos y espectaculares de la historia: el corsé, que ceñía la cintura, sobre una falda, la crinolina.

En el siglo XVII predominaron las formas sobrias, austeras, por influencia religiosa, el paño era el más utilizado; la seda en las clases elevadas. El jubón se transformó en chaqueta y el calzón se alargó.

En Francia, la corte de Luis XIV favoreció la alta costura, empezando a dictar la evolución de la moda; apareció la corbata, también la casaca larga. En el siglo XVIII aparecieron camisas de mangas anchas con corbata y chaqueta, calzones y medias; apareció el frac. La mujer usaba el estilo Watteau, faldas muy voluminosas sobre crinolina, con drapeados plegados y cola hasta el suelo. Durante la Revolución Francesa se impusieron las casacas cortas y pantalones largos; corpiños, faldas redondas y chal de tela para la mujer.

En el siglo XIX surgió el frac, los abrigos sustituyeron la capa. En la mujer, el talle se bajó a la cintura, mangas y faldas anchas y pasamanería. En este siglo surgió el modisto como creador de tendencias, así como la modelo. Apareció el género de punto (tricot) y se inventó la máquina de coser.

Con pincel en la puntada

Marcela Devia no puede definirse de otro modo que diseñadora de moda. Nació en Pergamino, una ciudad de la provincia de Buenos Aires que, desde el nombre, ya te da aire de graduado.  La suya fue la última generación de ver una máquina de coser en uso en casa. Como las recetas de cocina que se pasaban de abuelas a nietas en una cadena interminable, era costumbre que se aprendiera corte y confección, para poder hacer y arreglar la ropa de la familia.  “Muchas, como mi abuela -dice Marcela-, realizaron prendas a pedido, y esto les permitió criar a sus hijos”. Siempre con la mente curiosa en el silencio de ver aprendiendo, máquinas en una danza cronometrada como una ecografía de hilos, agujas, lanas y moldes. Como la mayoría que es capaz de coser un botón, Marcela se inició haciendo ropa para las muñecas, sin pensar que iba a ser algo a lo que se  iba a dedicar.

Terminado el secundario, comenzó a trabajar en la sederia más importante de la ciudad,  como vendedora y poco a poco, se fue inroduciendo en el universo de las telas.  Empezó a diseñar las vidrieras. Compró libros de costura, aprendia de todo lo que leía, asimilaba y fue armando su propia molderia. Hizo cursos con las modistas de la ciudad.  Observando el mercado de la ciudad, empieza a estudiar moldería y diseño de alta costura para realizar vestidos de 15, novias, coctel, soirée.  Era una profesión a la que se dedicaba gente mayor y no había generación joven que aprovechara este nicho de mercado.

Mientras trabajaba en Pergamino y viajaba una vez a la semana a estudiar en Capital. Pasó por la esscuela de Roberto Piazza; CETIC y en la Escuela Argentina de Moda.

De a poco armó su propio taller. Fue muchas cosas en distintas empresas de su ciudad: diseñadora y modelista, diseñadroa de ropa interior, mallas y ropa deportiva, trabajando y creando marcas, hoy muy conocidas. Es que en su ciudad se hace el mayor porcentaje de la industria textil del país. A la par iba armando su atelier y crecía su clientela.

Con un cuarto de siglo encima de diseño de piezas exclusivas, se enfrentó a este año con un stop a la costura de eventos. “Había que pararse y buscar otro camino -dice-. Varias veces habia postergado el lanzamiento de una línea de bá,sicos, tenía la idea en la cabeza, pero nunca el tiempo para sentarme a desarrollarla, los eventos son un tipo de clientela muy diferente donde se exige mucho de mi parte, el acompañamiento a una novia o una quinceañera demanda muchisimo. Era ahora o nunca, desarrollé con mi equipo una línea para vender on line, pensando en las mujeres del día a día. Ropa que te permita estar cómoda y elegante y salir del pijama tan de moda este año”.

Volver a comenzar, reinventarse ha sido el lema de este año. Se dijo: hay telas, ideas, máquinas, entonces… ¡a diseñar!.  Fue así como lanzaron MADE, “escoltada por Verónica y Diego, parte de mi equipo que  soportan  mis locuras.

Aprendiendo día a día, explorando. Buscando nuevos nichos de mercado”.

“Es una etapa, donde la mujer necesita, practicidad y comodidad -explica-. Listo para usar, sin perder elegancia. Soy consciente, que nos espera una nueva normalidad y hay que adaptarse a las necesidades del mercado. Hoy y a futuro, las vidrieras, son las redes y es por ahí donde hay que transitar”.

Resiliencia es su motor. La rodean términos sombrios: inquietud, angustia, incertidumbre. Es lo que nos ronda en éste momento. Lo importante es, a pesar de todo, pararse y buscar la forma de seguir un nuevo camino, acorde a las circunstancias del momento. “Despues de diez meses de pandemia puedo decir que armé otro negocio”, concluye. Para hacerlo hay que haber hecho carne la volatilidad de la seda. Esa frescura que es capaz de flamear al viento sin perder su esencia.