Encontrarle la vuelta a la carne es casi un camino sin salida. Sin embargo, hay excepciones. Una imponente es la que apuesta a la plancha generosa y a la cofección casera.
Un mundo posmoderno de pizarra graffiteada, hierro y cierta bohemia callejera en una playa cool que remite a las villas pequeñas del sur europeo se esmera en presentar una experiencia cárnica de primera. Cuando uno cree que ya nada puede inventarse en torno al sabor de la hamburguesa, llega Bacana. De dónde llega el éxito? Sin dudas de la definición del concepto: primero el producto, luego la localización, más tarde el riesgo de sabores y, finalmente, el dominio del espacio.
Eligieron una elaboración de piezas exclusivamente caseras. Ofrecen un medallón de carne de casi dos centímetros de alto, tostada lo suficiente para darle ese toque de fuegos, y un centro amoroso, con la delicadeza de carne principesca. Su pan es suave y esponjoso, completan combos con queso fresco, tomate asado, panceta crocante (la de autor); provolone, lechuga y salsa criolla (la criolla); queso azul, espinaca a la plancha y cebolla caramelizada (la que lleva el nombre del queso(; entre muchas otras.
y mezclum de hojas verdes. La Cabrona, clásica con queso sardo de la pampa a la plancha y variedad de chiles o la de cordero, o la de bondiola braseada… además de las propuestas de vegetales o planchetas.
Una muestra concreta de que animarse a innovar ahí donde todo parece inventado puede ser una buena idea si se aplica creatividad, ingenio y curiosidad.