Que ganas de, en estos tiempos de tantas limitaciones, tener a tiro a una cocinera experta que le ponga calor y color a la mesa, llene tu heladera y cuide tu bolsillo. Que las cosas bellas te sigan sucediendo es cuestión de enfoque. Frizata  roduce congelados. Se adquieren online y llegan a tu casa en valores más económicos.

Clarence Birdseye nació en Brooklyn en 1886. Su primer trabajo fue el de naturalista y después como comerciante de pieles en la Península de Labrador entre 1912 y 1917. Fue allí donde descubrió que los esquimales cuando capturaban un pescado lo colocaban sobre un trozo de hielo. En invierno, expuestos a los vientos gélidos, los pescados se congelaban casi de inmediato, pero el sistema era menos efectivo cuando hacía menos frío. Cuanto más rápida era la congelación, mejor era el sabor del pescado que podía consumirse meses después, lo cual se explica porque los cristales de hielo que se forman son menores; las paredes celulares no resultan dañadas y cuando se descongela el alimento, éste mantiene su sabor, textura y olor.

Clarence presentó en 1924 la primera patente de invención de un alimento congelado. En un par de ocasiones fundó compañías para la venta de sus artículos, pero se fundió sistemeaticamente. Los productos se congelaban muy lentamente y al regenerarlos no sabían tan bien. Finalmente logró vender la idea a la empresa Postum, vinculada al mercado de cereales, quien aplicó una serie de técnicas de producción, información al consumidor y marketing. Birdseye murió en 1956 con 350 patentes de productos congelados a su nombre.

La evolución interminable

Hoy, caso un siglo después de la primera patente de la industria, Frizata se ha convertido en la primera empresa gastronómica de congelados 100% digital y tiene un modelo de doble innovación:  aplica tecnología en la producción de los alimentos y llega directo al consumidor, sin intermediarios, a través de su e-commerce.

La relación directa entre el consumidor y la planta de congelados, permite el ahorro de muchos de los costos asociados a una cadena de distribución tradicional. Es así que en promedio los alimentos cuestan hasta 50% menos que en un supermercado.

El otro vertical de innovación está relacionado con la forma de producir los alimentos:  la foodtech cuenta con un equipo de I+D que se dedica exclusivamente al diseño de nuevos y mejores productos, utilizando big data e inteligencia artificial.

“Estas tecnologías nos permiten tener un feedback permanente con los consumidores; analizar sus opiniones y detectar hábitos de consumo, para diseñar nuevos alimentos adaptados a sus preferencias y mejorar la oferta de los ya existentes. Incorporamos mejoras continuamente” sostiene Adolfo Rouillón, uno de los fundadores de la compañía.

La foodtech fue creada por dos emprendedores rosarinos de la red Endeavor, Adolfo Rouillón y José Robledo, que, hace 20 años fundaron Amtec, una software factory que luego fue adquirida por Neoris. En 2008 crearon Congelados del Sur, una empresa de desarrollo de alimentos congelados para grandes compañías alimenticias y cadenas de supermercados. Frizata nace del profundo entendimiento de ambas industrias.

“El e-commerce está creciendo exponencialmente en el mundo y los hábitos de alimentación están cambiando: consumidores más informados, conscientes y exigentes demandan productos determinados.  En este contexto, veíamos un espacio que las empresas de e-commerce ni las alimenticias estaban cubriendo y nosotros tenemos todo el know how para desarrollar una propuesta de valor enfocada en la producción de alimentos inteligentes y en una nueva forma de adquirirlos, conveniente y accesible”

Fiel al estilo Endeavor, los fundadores piensan en grande: “Nuestro plan es llegar a 60 ciudades en 6 países de Latinoamérica. En 2020 estaremos desembarcando en San Pablo (BR) y Santiago de Chile, donde ya estamos teniendo conversaciones”, concluye Rouillón.