Un dicho medieval asegura que había tres perlas entre las ciudades de Europa: Venecia sobre el agua, Florencia sobre los campos y Buda sobre las colinas. Si después de las decenas de pases de manos en territorios, reinos, usurpaciones, invasiones y liberaciones, alguien te hubiera dicho que tres ciudades se podían unir para hacer de ellas, sólo una y que, juntas, se convertirían en una de las urbes más hermosas del Viejo Continente, lo hubieras creído un milagro. Este portento es Budapest, la capital de Hungría. Una belleza que deslumbra en todas sus facetas: cuando cae la nieve y el frío le otorga una pátina luminosa, o brillando bajo el sol que deja todos sus dorados titilantes, o durante la noche que parece iluminada desde su propia alma o en el día donde la vista se pierde por el río más romántico de Europa, el Danubio.

Te llevo por 48 #horas a #Budapest , la perla grandiosa en las puertas de #Europa central en mi última #crónica de #viajes para la nueva versión de #Viva de @Clarin

#FlaviaTomaello
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