Mi relato de non fiction “La lámpara que no se apaga” fue resultado ganador en Venecia.

Mestre Racconta edizione 2020 es un proyecto desarrollado por el Centro Histórico de Mestre, Venecia.

Intenta recuperar historias de ficción o no que tengan como centro lo local.

Mi obra será publicada y se presentará en un acto oficial en septiembre próximo.

Giácomo (Santiago) Tomaello, veneciano, cruzó el océano hace un siglo. No se escapó de la guerra, ni del hambre. La Marina de Venecia le robó una patente de invención.

Sin grandes estudios, fue genio a su manera. Dos latas le bastaban para armar inventos que mejoraban la vida de la gente.

Pudo más que todos los ingenieros de la antigua Gas del Estado, y cuando a ellos se les apagaba, él creó la lámpara votiva de la Catedral de Buenos Aires, dejando una llama eterna.

Osco y seco, como los “tanos” del norte, murió cuando yo tenía 5 años. La anécdota que mi padre siempre me contó relata que nunca lo habían visto llorar.

Dueño de una cojera misteriosa, de la que no tuve explicación aún, cuando su única nieta nació (yo), no se animaba a alzarla en brazos.

Mi viejo un día tomó la iniciativa. Mientras él estaba apoyado tomando el sol en la plieta de lavar del patio, le pateó el bastón y se hizo el que trastabilló, allá me dejó caer en brazos de Santiago que no tuvo más remedio que agarrarme para que yo no fuera a parar a las baldosas.

Cuando me tuvo en brazos, me sostuvo un rato y por primera (y única, dicen) se puso a llorar.

Mi relato ganador resume su historia y el reencuentro con una familia perdida, que me buscaba como la única Tomaello de América.