Para el premiado cineasta español Pedro Almodóvar “el deseo es algo irracional por el cual uno siempre tiene que pagar un alto precio”. Aunque parece posible que lo haya pensado haciendo cálculos para pasar una noche en el sitio más caro del mundo para viajeros. Lujo, en estos casos, es un término que queda pequeño.

Es que algunos consideran extravagante rumbear por habitaciones frente a la Torre Eiffel, como en el Palacio de Shangri-La París, o teniendo a los pies el puente de Londres, como en The Shard, o durmiendo con vistas al Central Park, como en el Mandarin Oriental de Nueva York o, quizás, tomando el té en el Ritz de Londres, donde la Reina Isabel II festejó su cumpleaños 80.

Sin embargo, la cuestión luxury se extrapola a otros límites cuando se imagina pagar una pequeña fortuna de un cuarto de millón de dólares por dormir apenas una noche en un cuarto de hotel. Esa es la cifra que hay que sacar de la billetera si se quiere ser huésped del Lovers Deep St. Lucia Submarine, un sumergible de tamaño reducido completamente adaptado para una experiencia hotelera.

Te lo cuento en mi última #crónica de #viajes para @LaNacionRevista

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https://www.lanacion.com.ar/la-nacion-revista/cuanto-cuesta-la-habitacion-de-hotel-mas-cara-del-mundo-que-se-encuentra-en-el-fondo-del-oceano-nid20042023/