Il ne faut pas laisser croître l’herbe sur le chemin de l’amitié (no se debe dejar que la hierba crezca en el camino de la amistad), dice un #proverbio francés. La #inmigración es un buen cegador de los yuyos. Los que llegan a otro destino suelen hacer piña con sus coterráneos también emigrados. Es una forma de sentirse aún un poco en casa, o de compartir las tradiciones para, al recrearlas o verbalizarlas, no se pierdan. También de crear puentes que ayuden a ser fuertes en la transición.

Cuando promediaba el siglo XIX algo parecido sucedía en #BuenosAires. El centro regional de la inmigración estaba en auge y ya había recibido decenas de franceses que, entre inmigrantes de otros orígenes, poblaban el léxico local. El café Malakoff (mismo nombre que una de las comunas de Francia) servía de centro de operaciones para el encuentro nostálgico, la proyección de negocios y el debate de ideas de la colectividad gala.

Te cuento en mi último #crónica para @lanacion la historia del @ClubFrances que, además, promete #futuro

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