Para La Nación Revista armé un ensayo profundo con más de dos docenas de especialistas de todo el mundo, que me ayudaron a pensar las pantallas y la crianza hoy. Quedó mucho en el tintero. Aquí la versión completa de lo que charlamos con uno de los profesionales que me acompañó a reflexionar.

María Velasco, psiquiatra y divulgadora, conocida como @dramaiavelazco me respondió:

A ver, el vínculo que los menores pueden establecer con las pantallas va a depender, entre otras cosas, de la disponibilidad que tengan de ellas. Las pantallas tienen tal riqueza de contenido y de estimulación sensorial, de sonido, de luz, de colores, de movimiento, que el vínculo que establezcan con ellas va a depender del tiempo que las utilicen y también del tipo de vida que tengan, es decir si son menores que tienen aficiones, que tienen muchos amigos, tienen más intereses. Cuanto menos intereses tengan y cuanto más tiempo estén con las pantallas la relación con ellas va a ser cada vez de mayor dependencia. De todas maneras aunque un menor tenga muchas aficiones y tenga un buen apoyo familiar y tenga una vida saludable, las pantallas siempre van tender que un menor o un adolescente caigan en una dependencia que por supuesto es negativa para ellos.

Lo que los psiquiatras más nos preocupa de esta situación -aparte del tiempo que pierden en las pantallas y que por supuesto no están empleando en otras cosas porque los niños tienen que aburrirse y dentro del aburrimiento está la utilización de la creatividad para jugar, para establecer un contacto real con los demás, con los padres, con las madres, para inventarse juegos, para crear ellos también cosas porque las pantallas también viene todo creado- el riesgo que estamos viendo sobre todo es el contenido. Porque un contenido muy adulto accede a sus cabezas y no están preparados sus aparatos psíquicos, sus mentes ni sus emociones ni su corazón para gestionarlas. Contenido desde pornografía a situaciones de muchísima agresividad para los adolescentes. Contenido de auto lesiones, de métodos de suicidio, contenido muy sexualizado, muy machista donde las identidades femeninas se construyen mucho en base a unos ideales del cuerpo que además no son reales porque son gente que está muy operada o que tiene muchos filtros, y los varones, más que los varones la identidad masculina, pues accede a mucho contenido de muchísima agresividad, de con una pornografía muy agresiva, entonces todo esto va construyendo sus identidades, les quita tiempo de desarrollar otras capacidades, con lo cual la situación es muy peligrosa.

Las consecuencias que nos vamos a encontrar las empezamos a ver en las consultas de psiquiatría, en las urgencias de psiquiatría y en las hospitalizaciones de psiquiatría de niños, que están llenas. Los padres ahora mismo y las madres tenemos muchísimo lío, una exigencia muy grande, muy poco sostén real y delegamos mucho en las pantallas porque los niños así están entretenidos o pensamos que les estimulan a nivel cerebral, es decir, hay una serie de mitos que no son reales. Pero las  consecuencias en la infancia son devastadoras. Hay métodos para poder controlar tanto el tiempo que acceden nuestros menores, nuestros hijos a las pantallas como el contenido. Y creo que deberíamos contar con que nosotros llevamos una vida muy ajetreada y que esos controles, por así decirlo, el control parental, nos puede ayudar a no tener que estar tan encima. Cuando le damos también un móvil a un niño, y no se lo podemos dar a cualquier edad, tendríamos que pensar a qué edad les damos un móvil, a qué edad les dejamos acceder a determinadas aplicaciones, tendrían que estar siempre con un control parental porque tenemos que suponer que no vamos a poder estar siempre supervisando y que eso lo hacemos por el bien de nuestros hijos, igual que no les dejamos salir a la calle a las dos de la mañana, igual que los protegemos de otras cosas. O sea, es parte de nuestra responsabilidad y también para quedarnos más tranquilos de no tener que estar siempre encima. Y cuando damos un dispositivo, pues siempre con un contrato en donde se establezca un tiempo, una manera de uso, dejarlo fuera de la habitación por la noche. etc.

El cerebro es un órgano super plástico y los neurocientíficos y los psiquiatras sabemos que nacemos con un cerebro muy plástico para poder moldearlo en función de las características de la vida que tenemos y poder así adaptarnos y sobrevivir mejor y que sobreviva mejor nuestra especie. El revertir los daños que nos causan determinadas cosas, desde sucesos negativos que nos suceden, a la adicción a las pantallas, a una infancia llena de pantallas, va a depender del daño que nos haya causado. No todo se puede revertir, siempre es mejor prevenir que revertir.

Y con respecto esta pregunta también, que es la cuatro, hay capacidades que si no se desarrollan en la infancia, que si no las desarrollamos cuando somos pequeños, como la empatía, la creatividad, la capacidad para relacionarnos con los demás, es muy difícil, muy difícil que eso lo podamos desarrollar de adultos, es dificilísimo.

Pregunta cinco, por un lado pienso que el ser humano tiene que estar siempre pensando, creando, a no ser que estés en un momento de relajación, pero si no incluso en el sueño estamos pensando, entonces bueno, es una característica del ser humano. El problema de las pantallas es lo que introducen en nuestra cabeza, el contenido que introducen en la cabeza, es decir modifican nuestros pensamientos y por lo tanto nuestras emociones y por lo tanto nuestros sueños, aspiraciones, etcétera, en una dirección. Y luego además es algo que crea adicción en el sentido de que como necesitamos pensar pues claro, ponerse a pensar es más difícil qué o leerte una revista o estar pendiente del de enfrente, es más difícil que encender un dispositivo que lo tienes a mano en cualquier situación, estés en un ascensor, en el tren, yendo por la calle. Lo que pasa es que cada vez vemos que nos requiere más tiempo, ya se ha vuelto como un hábito, no? Entonces incluso quedas con los amigos a cenar y sacas el teléfono para mirar cosas y en los restaurantes ves las cenas de las personas y están cada uno en lo suyo mirando su móvil, con lo cual ese punto intermedio donde podemos y sabemos utilizar Internet, el móvil, de una manera adecuada que nos enriquezca y que nos ayude a comunicarnos y no a descomunicarnos o aislarnos o a llenar nuestros contenidos y nuestros sueños con un material que nos va a frustrar y nos va a hacer daño, pues es algo que deberíamos aprender antes de introducir las pantallas o coger cada día el teléfono.

Los adolescentes que están hiperconectados lo que van a estar es muy aislados. Parece que están muy conectados pero están conectados de una manera muy poco frustrante, muy poco real. En las relaciones humanas más del 80% de la comunicación es extra verbal y se da como de cuerpo a cuerpo. Cuando tú tienes alguien en una pantalla y cuando además ese alguien muestra solamente lo que quiere mostrar, si no lo borra, lo graba y se aplica un filtro, o estás jugando a un videojuego donde tú te pones el nivel, todo eso hace que los adolescentes al final acaben viviendo en una realidad virtual que no tiene nada que ver con la real, que no desarrollen las herramientas para sobrevivir en un mundo que es frustrante y a veces complicado, en donde las relaciones humanas no tienen nada que ver con una relación virtual, con los cual les alejamos de la posibilidad que adaptarse a este mundo que es en el que van a tener que vivir. Son adolescente más frágiles, con más intolerancia a la frustración, que no tienen tan claro para qué viven, porque tienen unos sueños y unos ideales que no tienen mucho que ver con la realidad, muy desconectados de las relaciones humanas verdaderas, con miedo la intimidad, con serias dificultades, que además están aprendiendo de pornografía, de agresividad, de hábitos que no les vienen bien a través de Internet porque en Internet está el mundo y hay personas que llenan Internet de contenidos muy dañinos, un contenido de adultos, un contenido que hay que poder seleccionar en función de la edad que tenemos y saber si nos hace daño o no y un adolecente eso no lo sabe hacer.

El contenido de Internet va a afectar a todo esto: al aprendizaje, a la concentración, a las habilidades sociales, a la regulación emocional y a la construcción del pensamiento. Se va a ver afectado seguro. Yo lo que más diría que está afectado es la capacidad de frustrarse, la capacidad para establecer relaciones reales, la capacidad para aprender las herramientas que nos sitúen en un mundo real, para trabajar en nuestra autoestima y en nuestro narcisismo. La construcción del pensamiento se ve afectada en el sentido de que el ser humano tiene que aprender a distinguir su mundo interno, donde están los pensamientos, los sueños, las ideas, y el mundo externo que es lo que pasa de verdad en la realidad. Y las pantallas lo que hacen es que nos siguen situando en el mundo interno, o sea no aprendemos de verdad las normas que hay porque las normas no las aprendemos mentalmente, racionalmente, las aprendemos experimentando, entonces un menor que esté mucho tiempo en las pantallas no va a estar en el mundo real. La regulación emocional lo mismo, porque en Internet seleccionamos lo que nos frustra menos, lo que más nos gusta, entonces potenciamos una parte de nuestras capacidades pero no la otra. Y en el mundo real tenemos que tener potenciadas las dos, las habilidades sociales interfieren porque las relaciones que establecemos por Internet también están muy condicionadas, no son relaciones reales en el sentido de que tu en una relación real con un hermano, con un primo, con una amiga, pues estás a las buenas, a las malas, a la noche, por el día, cuándo te apetece, cuando no, y vas desarrollando la capacidad de respeto, de empatía,  como la comunicación está verbas, cosas que en una pantalla no se pueden desarrollar, y el aprendizaje muchísimo en el sentido de que el contenido de Internet va a llenar, va a servir de aprendizaje, de materia de aprendizaje para todos los menores. Internet está lleno de muchas cosas, no sólo ya de sexualidad, de agresividad sino de contenido que es mentira, que tiene poco que ver con la verdad, porque en Internet habla y pone el contenido todo el mundo; tu cuando vas al médico pues sabes que tiene el título de medicina y eso requiere unos estudios. Ahora, en Internet está todo el mundo hablando, opinando, haciendo todo tipo de cosas, sin tener la preparación y no podemos distinguir quiénes son personas que se han preparado y que son legítimas para ser escuchadas y que nos sirvan de elección o qué personas simplemente están dando su opinión, está llegando un momento en que ya no distinguimos eso.

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