Hace 50 años, un español decidió junto a un amigo abrir un bar y almacén en el barrio de Palermo, cuando la zona no era lo que es hoy y el amor por los sabores pasaba por la abundancia, la calidad, las cocciones amorosas y el respeto por los ingredientesientes. Sentía que podía ofrecer la amabilidad de aquel pueblo europeo y que solo tenia que elegir los mejores productos de estas tierras para ponerlos al alcance de todos.

Así fue como día a día fueron ganando fama , la gente disfrutaba de su cordialidad y las picadas y el vermú eran la excusas de todos los encuentros.
Jesús y su mujer trabajaron siempre con aquel fervor de los inmigrantes y vieron con los años, como el viejo barrio de Palermo se transformaba. Lo de Jesús es un clásico lugar de Buenos Aires que sigue manteniendo el espíritu de su fundador. No son cocina fusión,
solo agregaron la parrilla, y como le gusta a Jesús ofrecen cortes de carne como una auténtica degustación de exquisiteces y por supuesto las famosas picadas y el vermú.

Fácilmente reconocible gracias a su fachada típica de un viejo almacén de barrio también es hoy un asador imperdible. Cuando el año 1953, el español Jesús Pernas recién llegado de España abrió el almacén de ramos en el que ofrecía vermouth, matambre caseros y sándwiches de jamón crudo en la esquina de Cabrera y Gurruchaga, lo mantuvo abierto hasta 1999. Luego lo tomó el hijo de Alberto Olmedo y lo convirtió en Rucucu. En 2001, los nuevos dueños abrieron una parrilla y le pusieron Lo de Jesús, en homenaje al español más conocido del barrio. Un santuario de la buena comida.

Hoy, con prestigio internacional, se ha convertido en una parrilla y restaurante de carnes maduradas entre 15 y 21 días para que estén más tiernas y con más rico sabor. Pero la gran noticia es que ahora podés tener toda esa calidad escala roce Michelin en casa con porciones abundantes, la típica nfluencia italiana o española, a precios asequibles y  muchos años de historias. Eso es lo que te propone el delivey premium que llega con el pan casero tibio, las carnes jugosas y las papas y batatas tibias. No te pierdas la tabla para compartir con unos buñuelos que despiertan suspiros y las empanadas fritas más livianas de la historia. ¡No!, no te retires de la mesa sin cucharear el flan más suave de tu vida.