Vida familiar, necesidad de cuarentena, raíces de sabor… eso es Lasagna Argentina  un proyecto de pocos meses que creció con originalidad y ganas de superar momentos funestos.

Se sabe que los romanos preparaban un plato similar al que llamaban “lasanum”, con tiras de pasta rellenas de queso y verduras. Era una de las comidas favoritas de Cicerón que, a pesar de su avanzada edad, comía sendas porciones de esta lasagna, que tenía una consistencia blanda y no le ofrecía dificultades a la hora de masticar.

Y así como Roma es conocida como “la ciudad eterna” y Venecia como “la Serenissima”, Bolonia, capital de la Emilia Romaña, es llamada “la Docta”, por su famosa universidad, pero también se le conoce como “la Grassa” (la gorda), debido a la afición de sus habitantes por el buen comer.

Las llanuras de la Emilia Romaña son aptas para el cultivo de trigo de buena calidad, donde abundan los huevos y el ganado vacuno, además del tomate que vino de América durante el Renacimiento, por lo que no es extraño que se haya desarrollado un plato de estas características.

La variante más tradicional se hace con ragú alla bolognese y se gratina con queso parmesano.

En Il Principe dei Cuochi, publicado en Nápoles en 1881, se halla documentada la primera receta en la que se sugiere implícitamente el uso de tomates. Pero curiosamente, la lasagna no está presente en ninguna edición del libro de recetas más famoso de la gastronomía italiana como es “La ciencia en la cocina” de Pellegrino Artusi, cuya primera edición data de 1891.

Hace unos años, un diario londinense publicó un artículo que sostenía que la lasagna era un plato de origen británico, causando tremenda polémica, pues por un lado estaban los italianos defendiendo a capa y espada una receta que consideraban propia y por el otro, los británicos, arguyendo que la receta les pertenecía.

Como prueba que avalara su hipótesis, el diario se valió de un libro de recetas que fue publicado en el año de 1390 con dedicatoria al rey Ricardo II. Pero la embajada italiana, para no quedarse atrás, mostró las pruebas de un libro que indicaba que la creación de la lasagna era obra de la italiana María Borgogno y expusieron recetas con fechas de publicación procedentes del año 1316.

Sin embargo, fueron los historiadores quienes cerraron la discusión concluyendo que, teniendo en cuenta que el imperio romano se expandió por toda Europa hace más de 2.000 años, ambos países, Italia e Inglaterra, recibieron influencias de sus costumbres y gastronomía. En realidad, los verdaderos inventores de la lasagna fueron los romanos.

Una reinvención nacional es la que encararon Jaime Valdez y su familia, quienes quedaron desocupados por la cuarentena. Con la idea de empresa en la cabeza, se decidieron a crear un producto amado por todos y sin nacionalidad: lasagna.

Nos fue un proyecto hecho a la ligera. Se esmeraron en pensar la mejor receta. Hoy cuentan con 8 rellenos definidos: bolognesa, bolognesa con berenjena o con plátano,  pollo con berenjena o con plátano, ricota y espinaca, ricota espinaca y bolognesa… y pronto vendrán nuevos rellenos.

Encontraron una receta, un nicho de mercado, un producto que le gusta toda la familia de todas las nacionalidades, dieron vida a porciones generosas (de entre 500 y 600 grs.), calientes o frizadass.  Todo es totalmente casero, con los mejores vegetales, los más frescos.