Hubo una vez donde había un sueño de diseño. Olinda Clothing nace de la inspiración transmitida por siglos de tradiciones y expresada en la mirada genuina que lleva a la tela la magia de la celebración

Aunque las leyendas no siempre son ciertas, el color que le ponen a la historia les perdona los tintes de irrealidad. Dicen que la ciudad pernambucana de Olinda, en Brasil, debe su nombre a la expresión de uno de los tantos adelantados portugueses que sucumbió a su belleza: “Oh, linda situação para se construir uma vila!” (¡Oh, linda ubicación para construir una villa!).
Fundada en 1535, Olinda fue la ciudad más rica del Brasil Colonial entre el siglo XVI y las primeras décadas del siglo XVII, según escritores de la época como Pero de Magalhães Gândavo, era referida como la “pequeña Lisboa”. Fue la sede del Brasil Colonial entre 1624 y 1625 durante las invasiones neerlandesas con Matias de Albuquerque dirigiendo a Olinda.

Olinda revive el esplendor del pasado todos los años durante el carnaval, al sonido del frevo, el maracatú y otros ritmos originales de Pernambuco. El carnaval, con sus danzas mixtas de portugueses y africanos mantiene su esencia y se asemeja mucho a carnavales de diversas zonas de Portugal.
Bajo esa irremediable inspiración Melina Pereyra  dio vida a un espacio de diseño vanguardista en La Plata, basado en ropa cool para mujeres. Un tablero donde jugar con los colores y las texturas. Siempre con el trasfondo de la diversión y la comodidad. No se trata de una moda que te tiene en pose, sino más bien una pose que te tiene a la moda.
Camisas y blusas atrevidas en sus formas, tops con detalles, buzos con paseos infinitos, cuellos que te pueden, denim multitarget y multiuso, detalles lánguidos que seducen a todos los talles, palazzos sencilloss que sorprenden en un toque… Infinito más de ingenio y creación porque de cada pieza hay poco…
Melina no improvisó nada. Lo pensó, creyó en su esencia, y con las mismas cartas de su ciudad inspiradora, creó ideas nuevas. Con riqueza. Una marca que reinventa una ciudad con sentido y aroma, con lecturas de su corazón. Porque reinventarse en eso: darle vuelo nuevo a los sueños de antaño.