Hay algún elemento de nuestro ADN que es de pasta. Por herencia o por ósmosis, hay venas con forma de canelón y sangre con salsa mixta.  Biasatti hace versiones únicas en el corazón de Belgrano.

El relato lo ubica a Marco Polo con fideos bajo el brazo llegando de China. Sin embargo, la cosa parece ser un mito. Sus relatos habrían sido recogidos por Rustichello de Pisa en el año 1298, cuando ambos compartían prisión en Génova, y aunque todo el continente se sentía fascinado por sus viajes, las transcripciones de sus historias en diferentes lenguas acabaron siendo difundidas en realidad por segundas y hasta terceras voces.

Existe un hecho ique desmiente ese suceso: aunque los chinos comían fideos miles de años antes que los italianos, los suyos se elaboraban con mijo y no con trigo duro, y el cereal, por aquella época, ni siquiera se cultivaba en el país asiático.

Casi todas las potencias dominantes del Mediterráneo colonizaron Sicilia en algún momento de su historia. Entre tales invasores, los musulmanes ocuparon la isla entre los siglos IX y XI. Los primeros norteafricanos que se asentaron diversificaron la agricultura, cultivando limones, almendras, pistachos o higos, pero, sobre todo, transmitieron algunos sabores que aún permanecen en la cocina siciliana, como el cuscús o el jazmín de sus helados y sorbetes. Menos sabido es que a tales colonizadores debemos también un ingrediente que hoy resulta tan poco exótico como la pasta. La historia del alimento tal y como lo conocemos en la actualidad empieza así en la Edad Media.

Vera pasta

Milton Bertoni, junto a Stefania Langford, quiso plasmar en un local todos los sabores que había guardado en su memoria a lo largo de su infancia de la mano de su nonna María Biasatti. Ambos chefs con gran talento y un interesante curriculum (Bertoni trabajó en Italpast, Oviedo e Eat Catering y Langford trabajó en Basa por varios años junto a Julieta Oriolo y Pablo Campoi), decidieron unir fuerzas y apostar a un proyecto que añoraban concretar desde que se conocieron. Fue así como en plena pandemia, en el pasado mes de agosto, decidieron alquilar un local de la zona de Belgrano y abrir un pastificio que promete consolidarse en el mercado gracias a sus sabores 100% auténticos de la cocina italiana, realizados con materia prima de una calidad suprema.

Entrar a Biasatti representa una experiencia única. El nombre del local enmarcado en una entrada con color negro se conjuga de una manera sin igual con el espacio completamente blanco e iluminado del lugar, dando una sensación de confort y pulcritud, convirtiéndose en un lienzo en blanco para que los comensales disfruten de un ambiente agradable. Además, este espacio se complementa con elementos de hierro y líneas limpias que le otorgan un toque de elegancia y modernidad. Una gran heladera alberga hormas y porciones de quesos para elegir, pastas secas y salsas italianas, y una estantería llena de una fina selección de vinos desplegados. Todos estos elementos de un diseño de alta gama se suman a los aromas auténticos de sus preparaciones que evocan a un viaje a Italia y hacen una reminiscencia de esos momentos incomparables de reuniones junto a familiares y seres queridos.

Todas sus pastas son elaboradas de forma artesanal, realizadas con sémola de grano duro de calidad de exportación y combinados con huevos de campo, lo que hacen una mezcla única y sin igual. Mientras que las salsas serán los acompañantes ideales de este plato estrella de la gastronomía mediterránea.

El espacio cuenta también con máquinas de producción de pastas, las cuales están a la vista del público y permite vislumbrar su producción cuando uno va a comprar productos.

La propuesta gastronómica de este lugar está compuesta por una variada selección de pastas, entre las que destacan los raviolis de cordero braseado, soufle de verdura, pollo orgánico y verdura, osobuco y espinaca y de ricota cremosa y parmesano. Además, presentan a los amantes de los sabores italianos el delicioso triangoli de ternera, cerdo braseado y hierbas, sorrentinos de jamón natural, cuartirolo y mozzarella, lasagna bolognesa (bechamel, salsa de tomate y parmesano), agnolotti de ricotta, espinaca y parmesano, mezzalune de ricotta, pecorino y albahaca fresca, Cannelloni de ricotta, castañas de cajú, verdura y pecorino y Cavatelli.