Había una vez un niño que podía comer mandarinas sin parar. Y ni bien crece, la costumbre no cambia. La causa es el sabor, y el color, como en Naranja Mandarina, una idea que le pone goce a la infancia.

Los elementos que se usan cuando se crea cualquier material son la forma, el uso del espacio y el color. Este último es una parte inherente a la existencia del ser humano. Para Goethe es un elemento de la visión. Según Leonard Shlain, “El color precede a las palabras y a la forma […] los niños responden a los objetos de colores brillantes mucho antes de que comiencen a aprender incluso los movimientos más complejos”.

Los pequeños son capaces de entender el color en su dimensión abstracta, esto es sin relacionarlo con ningún elemento conocido. Conforme crecen, empiezan a asociar el color directamente con objetos y pierden esta cualidad que Kandinsky llamó el “ojo inocente”. Por lo tanto, la indumentaria para niños de cero a seis años, que aún no saben leer, puede diseñarse utilizando el color como parte importante del lenguaje para comunicarse con ellos.

La paleta o conjunto de colores debe ser muy variada, preferiblemente deben usarse los primarios y los secundarios ya que son los más llamativos. Que se construyan analogías entre la interacción de los colores y las prendas es una idea divertida para empezar a integrar lo que se ponen con lo que aprenden.

Si las prendas son rojas y amarillas, los va diferenciar por el criterio de alto contraste. Al contrario, si son azules y verdes podría desviarse del objetivo, al mezclar prendas de ambos colores por relación de semejanza.  Ellos relacionan intuitivamente los colores.

El juego del gajo

Ritmo, armonía, matiz, contraste, similitud, tono, criterios positivos o negativos… todo eso se juega a la hora de leer el mundo en colores. Naranja Mandarina pensó en este concepto desde el inicio, cuando comenzó este gran proyecto de jugarse a diseñar desde Junín para todo el país pensando en los niños y bebés.

Cuando se diseña para niños, se deben utilizar colores contrastantes entre la estampa y el fondo, que permite resaltar lo importante y captar la atención de inmediato.

A pesar de que las tendencias, en ocasiones, llegan minimalistas, y se crean sobre blanco, crema o neutros. Pero darle vida a las combinaciones no necesariamente debe convertirlas en estridentes. Lo bueno es que ya no hay nada prohibido, que los grises compiten de igual a igual con los celestes y los negros. Que los pasteles se enfrentan a los furiosos y que cuando mi pequeño niño haitiano se llenaba las manos de mandarinas sin parar, lo hacía porque amaba el color, porque jugaba con los gajos, porque en su origen no las conocía, pero las tenía en el ADN filosófico que le transmitimos. Naranja Mandarina es su color favorito. Apostale a jugar con las frutas y a vestir a tus pequeños príncipes con todos los colores, que vestirse también es un juego.