“Que cuando llegue la inspiración te encuentre trabajando”, solía deir Pablo Piccaso, abonando la idea de que a la magia hay que ayudarla. Pero ¿dónde nace la inspiración? Según los neurocientíficos parte del ocio, del momento de reposo del cerebro en el que se vacía de preocupaciones para afianzar sus sipnasis y aprendizajes de la jornada. ¿Cómo acunar ese tiempo para que la creatividad aparezca con toda su grandeza?
Hay algo de ese tiempo que es una experiencia ganada para uno. De darse un momento sabroso luego de los avatares cotidianos. De reposar las angustias, relajar las expectativas, sumergirse en un tiempo nuevo con sus propias reglas, abrir la entrada a nuevos horizontes, pasearse por los anhelos con ganas de que salgan de los sueños.
Dormir no se trata sólo de descansar, sino de nivelar las inquietudes para ganar paz interior. Esa carga de combustible que encarar la aventura que se viene. Si cuando tenés que pensar en ese tiempo, la cosa se complica, no estás empezando bien.
La pandemia nos dejó muchas inquietudes no tan gratas, sin embargo, algunas fueron explosivas. Dos emprendedores están detrás de la idea de revolucionar la industria del sueño. Un espacio en el que hace años no hay sorpresas, que no mejora sus servicios y que ofrece una experiencia compleja. Comprar un colchón requiere un trabajo de investigación exhaustivo: hay una infinidad de modelos y nunca estás semasiado seguro  si lo que cambia es la estructura, el tamaño, o apenas el nombre. Las ofertas se superponen y no hacen más que agregar confusión a los precios. Además, solo lo podes probar un ratito en el negocio: tenés que elegir en minutos (o segundos) el colchón en el que vas a descansar los próximos 10 años. Y una vez que logres elegir el colchón, lo que viene después también es complicado. Coordinar el transporte y la logística de la entrega de un producto muy difícil de transportar.
Así nació Calm, con el objetivo de reinventar toda la idea y de intentar fidelizar al público jóven de entre 20 y 30 años. Que sea disfrutable antes de dormirte es el primer paso: experiencia de compra accesible, rápida y satisfactoria.
Comenzaron por recurrir a expertos para tener un solo modelo de colchón, que fuera cómodo y bueno para la espalda. Proponen una opción de alta calidad, 100% de industria nacional, que se hace con dos capas: una de espuma de alta densidad y otra “soft”, que se adapta a las curvas de la espalda. En respuesta al pedido de los clientes, este modelo viene en dos alturas de 22 cm y 28 cm.
Además, te llegan en 24 horas en CABA y en 96 hs en el resto del país. Y si alguna vez soñaste con que tu colchón se suba como llevado por mariposas y se pose en tu cuarto sin perder tu espalda en el camino, Calm creó un formato práctico y accesible: llega sellado al vacío dentro de una caja relativamente pequeña (de un metro de alto por unos 50 cm de lado) y se expande una vez abierto.
Una vez que la amabilidad de tu nuevo amigo de los sueños se dispuso en donde esperabas, aún te queda la oportunidad (única en el mercado) de probarlo por 30 días. Así podés testear el colchón durmiendo, como corresponde, y si no te gusta, lo devolvés sin costo. Con ingenio, en Calm cerraron el círculo perfecto: los colchones devueltos se donan a la organización Pequeños Pasos.
Aunque los números no te parezcan importantes a la hora de descansar, son parte de lo que construye ese sitio que te acuna para dormir: ya se vendieron más de 28.500 colchones. Sólo tuvieron un 1% de devoluciones. Es una de las primeras diez empresas del ranking de Great Place to Work. Todo suma para tu momento de contar ovejas.
Si, además, elegís una almohada, te llega un antifaz de regalo (porque los especialistas dicen que la mínima luz al dormir, daña tu salud) realizado por la Fundación Mediapila, una organización sin fines de lucro que trabaja y capacita a mujeres en situación de vulnerabilidad.
¿No te cierra por todos lados? Y, a la vez, te abre el mundo de los sueños, para volar a donde quieras…