Devolverle la entidad original a la tradición de hacer pan es una cualidad que está calando en el gusto nacional. Si te animás a hacerlo, es sencillo. Y si no, Madre Panadería le pone las manos para darte una joya que cuidan personalmente.

Panes de masa madre de larga fermentación, sin uso de químicos ni mejoradores. Hechos solo con harina, agua y sal, y fermentados naturalmente con masa madre. En Madre Panadería les gusta hacer el pan con tiempo, cómo se hacía antes… dándole amor y paciencia, como a los chicos. De hecho, la anécdota que cuentan es que su masa madre tiene la misma edad de Vera, su hija. Porque cuando supieron que iba a venir, quisieron cambiar su alimentación para darle lo mejor.  El pan es el alimento base por excelencia, el primer paso fue elegir para su familia el mejor pan, el que hacen en casa y que comenzaron a compartir con el afuera.

Sebastián, el papa de Vera y de la masa madre, inició la senda explorando sobre la masa de la pizza. La consecuencia posterior fueron los panes. Su profesión de ingeniero químico le fue útil para comprender que la base de todo es la fermentación y se obsesionó bastante con el tema. Buscaba la manera de que los panes levaran y quedaran lindos. Insistió tanto que lo logró.

Su servicio llega a Coghlan, Belgrano, Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Villa Crespo y Vicente López. El proceso lo inician al jueves y los hornean el viernes a última hora, para concretar el reparto los sábados. Cada pieza les implica más de 24 horss de trabajo. Soledad enarbola la bandera que indica que las harinas no hacen mal. Lo que hace mal es el pan industrializado. El pan hecho de masa madre no cae pesado porque en la fermentación lenta las bacterias y los microrganismos se comen el gluten e inician el proceso de digestión fuera del cuerpo.

La panadería es un oficio y también es una pasión que habla de trabajo y esfuerzo, de responsabilidad por hacer un producto saludable y consciente. El pan además de alimento también es comunidad. Esa que reúne en la mesa, a cualquier hora del día, para intercambiar lo cotidiano, como en casa… como con una madre.