Albert Einstein nunca se graduó en la escuela secundaria. Mark Twain la dejó apenas egresado de la primaria, en tanto Jack London fue expulsado por pelear con sus compañeros. Charles Dickens tuvo poca educación formal, ni siquiera llegó al nivel medio. Ray Bradbury sufrió las malas calificaciones. Las historias de aquellos que fueron expulsados del sistema educativo no se cierra en nombres célebres. Más allá de la genialidad, la escuela, en un tiempo donde la inclusión flamea en el mástil del patio, se ha convertido en un espacio homogeneizador a sottovoce.

El sociólogo Émile Durkheim dice que “la sociedad sólo puede sobrevivir si existe entre sus miembros un grado suficiente de homogeneidad: la educación perpetúa y refuerza esta homogeneidad que exige la vida colectiva”, parece una contrariedad frente al tipo de aguas ricas y diversas que se proclaman hoy.

“Pero eso no es lo que pasa”, sentencia Kiran Bir Sethi (1966). Nacida en la India, se formó en comunicación visual y fue por una década una exitosa emprendedora con su estudio de diseño. Hasta que, como mamá de Raag y Jazz, se enfrentó a escuelas que intentaban presionar a sus hijos para que cupieran como una masa de muffins en un molde de silicona, “un poco más rígido que un contenedor tan flexible”, corrige la metáfora con humor.

Te cuento la historia de la mujer que creó una nueva #escuela fundada en el #YoPuedo en la sección de #Futuro de @Lanacion en el nuevo suple #Conversaciones.

@KiranBirSethi

@TheRiversideSchool

@DesignforChange 

https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/yo-puedo-el-modelo-educativo-que-cultiva-el-cambio-positivo-y-que-llego-a-la-argentina-nid13062023/