La artesanía es detalle. Es poquito bien hecho. Es como un extracto: todo está en la pequeña cantidad. Esa es la idea de Los Paisas, que le ponen filigrana a sus panificados.

Un toque, algo que distingue, un punto final que resulta irreverente. Unas lazadas de chocolate vertidas al uso nostro… Cuando se le pone lo propio el resultado gana en estilo. Cuando se habla de facturas o pastelería, localmente nos referimos a una masa horneada o frita, de una textura crocante que suele acompañar desayunos, meriendas o buenas mateadas. Es más común una reunión alrededor de las facturas que del fuego. Sus nombres están relacionados con luchas obreras. Los lingüistas sostienen que la palabra factura deriva del verbo de raíz latina “facere” (hacer). Una especie de sinónimo de trabajo o creación.

A finales del siglo XIX, las ideas anarquistas alcanzaban cierta popularidad en las clases obreras. Uno de los líderes de aquel pensamiento era Errico Malatesta (1853-1932), filósofo italiano que vivió en la Argentina entre 1885 y 1889. En 1887, junto con Enrico Ferrer, otro impulsor del anarquismo, promovieron la creación de la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, organización que realizó la primera huelga de ese gremio en mayo de 1903 que duró diez días. Al retomar las tareas, aquellos panaderos decidieron burlarse de los poderes y bautizaron a sus facturas con nombres irónicos. Así surgieron las “bolas de fraile” o “suspiros de monja” y los “sacramentos”, en alusión a la Iglesia. Y aparecieron los “cañones” y las “bombas”, como burla para el Ejército. También comenzaron a hornearse los “vigilantes”, referencia directa a la Policía. Además se agregaron otras alusiones a favor de la educación (os “libritos”) y dicen que la forma de las cremonas semejan una fila pegada de letras A, símbolo del anarquismo.

Con tanta inspiración como entonces, pero con algo menos de rebeldía, Los Paisas toma los palos de amasar y da forma a una serie de propuestas que permiten crear desayunos y meriendas a medida, para regalarse o sorprender. Se integran con un budín (a elección), bolsa de chipacitos x 10 unidades, 2 alfajores de maicena, 2 Rolls de canela, 1 muffin de vainillay otro de chocolate, cookies de avena con pasas, cookies de Maní jugo de naranja exprimido, chocolatada y taza con infusiones. Todo hecho a mano, despacito, tal como se acunan los perfumes más codiciados.