Con la belleza de los colores, el papel picado de la vida que se lanza cada vez que quieras, Tienda Confite pone mucho de cerebro y de sentimiento a un emprendimiento que te da ganas de abrazar y no soltarlo nunca, como un ramillete de globos.

Como amante de las palabras, lo primero que se me ocurre es buscar el origen de las que no sé y de las que sé también. Resulta que confite es un dulce en forma de bola, de varios tamaños y colores y de consistencia dura, que se elabora con una pasta de azúcar recubriendo un grano de anís, una almendra, una avellana o un piñón. En pastelería se utilizan distintos tipos de confites como adorno. Pero aquí, la decisión fue llenarte de alegría en cada momento que se te ocurra con una lluvia de “confetti” como llaman al papel picado en Italia. Regocijo, alegría y júbilo.

Una linda metáfora para la idea de ir más allá de lo que se regala, donde el objeto tenga atractivo al ser visto, pero se transforme en una joya preciada con la intervención del receptor. Allí hay amor en lo que llega y pasión en quien recibe.  Tata es quien lleva adelante la marca de decoración para eventos que está cumpliendo dos años. Dice que vive armando planes y encuentros para disfrutar lo lindo de la vida. Le gusta recibir en casa, agasajar y que las personas se desconecten de la vorágine de todos los días. Esto se nota en sus ideas de jolgorio, donde hasta el mínimo detalle tiene una picaresca de sentido mágico.

Viene de Relaciones del Trabajo y trabajó en Recursos Humanos de varias compañías. Es una grossa del orden que, claramnente le permite balancear la vida de emprensedora con la de mamá de Polito. Buceando en las necesidades de las celebraciones -que la vida se trata de eso- surgió Tienda Confite, como la respuesta para aquellas personas que no cuentan con el tiempo o los recursos para planificar, sin gastar una fortuna en kits millonarios y tener quien por uno pueda visitar en una misma semana el mayorista, la mercería, el cotillón, la casa de telas, la papelera, etc..

“En el fondo quieren lo mismo que todos los mortales -dice-: que el evento sea un momento inolvidable”.

Es que la máxima es que para festejar no hace falta nada más que las ganas. Es que para cuándo los confites? Para la vida diaria… encontrar la excusa es lo más sencillo. El resto sucede solo.