Después de estar varios meses pensando, diseñando y construyendo lo que será la experiencia de este año, ha llegado el momento de compartirlo con sus comensales.
Cada año exploran diferentes líneas de trabajo que empujan a transitar caminos para trasladarlos después en bocados. Para la 25ª temporada se propusieron ahondar en las lógicas del gusto, preguntándose qué dictamina que algo encante o disguste.
Las huellas de Mugaritz han ido siempre en dirección contraria al itinerario de los cánones. En 2022, aprovecharán para insistir en eso que tanto mueve: cuestionar lo que sí y lo que no. Lo que toca y lo que no toca. Lo que se supone que gusta y lo que se supone que disgusta, remarcando algo que para ellos siempre ha sido fundamental: la implicación del comensal.