Vida marina, fauna aérea, convivencia armoniosa. Rompeolas y un faro de ensueno. La navegación por el Canal Beagle, es uno de los 3 paseos imperdibles en Ushuaia

Comenzar en el puerto, frente al Mar Argentino, haciendo fuerza para comprender en el mapa dibujado en la mente en qué punto se inicia la aventura, es el paso preliminar a sumergirse en el viaje que propone Rumbo Sur. Se parte desde el puerto de Ushuaia y el paseo comienza con un recorrido por la Bahía de la ciudad hacia el Canal Beagle.
Con el catamarán se bordea la “Isla de los Pájaros” donde se puede avistar la variada flora y fauna del lugar. Se destacan particularmente Skúas, Albatros de Ceja Negra, Patos Vapor, Cauquenes, Gaviotas Cocineras y Gaviotas Grises.
Luego se visita la Isla de los Lobos donde el atractivo estrella son los lobos marinos de uno y dos pelos. Tanto la Isla de los Pájaros como la Isla de los Lobos son parte del archipiélago Bridges.
En el Faro Les Eclaireurs (mal llamado Faro del Fin del Mundo, el correcto es el que está enclavado en la Isla de los Estados) es conmovedor. Una imagen que hace magia en cualquier cámara y convierte en brillantes paisajistas al duño de cualquier toma. Allí además, se pueden ver Cormoranes Imperiales y Roqueros, como también se aprende sobre el naufragio del SS Monte Cervantes en la década del ´30.
El Monte Cervantes descansa aún en las gélidas aguas del Canal Beagle, donde termina la Tierra del Fuego y se empieza a vislumbrar la Antártida Argentina. El interior del Cervantes estaba diseñado con un confort quenada envidiaba a los barcos de primera línea, con suntuosos salones decorados con estilo, capacidad para 450 personas aproximadamente, una segunda cubierta con más de  200 sillas, salón de fumadores, bibliotecas y salas de lectura totalmente equipadas. Un lujo para la época. A su recorrido original se le habían agregado dos nuevas escalas que lo hacían más seductor: Puerto Madryn y Yendegaia. La estadía en Ushuaia sería de unas 15 horas con la posibilidad de visitar, entre otras,  la misma ciudad, los aserraderos, el Presidio y el Monte Susana.

El Monte Cervantes zarpó desde Hamburgo (Alemania) a fines de 1929 con 1.117 pasajeros y unos 330 tripulantes. El 21 de enero de 1930 atracaba en el Puerto de Ushuaia  y al día siguiente zarparía hacia la Bahía de Lapataia, específicamente a unas 7 millas náuticas, a la bahía Yendegaia. A unas  9 millas del Puerto, se produjo el fatal accidente. El capitán Dreyer pretendía pasar por el canal “Les Eclaireurs”. Le recomendó al Segundo Oficial prestar atención cuando marcara  el Faro 140 grados a la derecha y al Monte La Gloche 21  grados, para luego cambiar el curso en el canal. A las  12:35 se divisaron los puntos mencionados, se modificó el curso al sur y a las 12:42 según el mapa se tomaba el curso adecuado. Tres minutos después chocab a estribor contra una roca debajo de la línea de agua, por lo que el barco se inclinó considerablemente a babor enderezándose luego. Cuando se liberó de la roca comenzó a hundirse. La máquina se detuvo. Todos los pasajeros fueron desembarcados en Ushuaia en perfectas condiciones y la mayor parte de sus pertenencias fueron salvadas.
El 23 de enero, siendo las 21:00 horas, el Monte Cervantes se dio vuelta rápidamente sobre estribor dando apenas tiempo para salvar el personal de guardia. El Comandante Dreyer permaneció en el puente de mando hasta el hundimiento de su barco, sumergiéndose con él.
Finalmente en la Isla Karelo se realiza un desembarco para una pequeña caminata que te revelará restos arqueológicos: concheros Yámanas. Y también nos permite avistar la flora y avifauna de la zona.  Durante el regreso a la ciudad de Ushuaia se vislumbran magníficos paisajes de los cordones montañosos del Martial.
Es imposible no vivir el mar de Ushuaia. Esa caricia que identifica a la ciudad con su diadema de islas.