Hay delicadeza con presencia. Solidez con cierto suspiro suspendido. Hay contundencia con elegancia. Hay sabor profundo sin empalagar. Todas esas condiciones logra Boghos Bakery en lo que propone.

Como las hadas de las historias, en este proyecto hay un despliegue para el que, parece, esconder detrás del pastelero, las varitas mágicas que lanzan polvo de estrellas por doquier. El proyecto tiene la medida justa,  no necesita más, y mucho menos ahora para seguir ejerciendo la magia encantadora de cajita de música.

Como una reversión de Hansel Y Gretel, las experiencias dulces son irresistibles. Hay magia de leyenda para  encontrar nuevos sabores para endulzar a la clientela. No sólo deslumbra por las tortas tradicionales para compartir entre varios comensales, sino con las miniaturas inigualables.

Su estrella está signada por la definición de tienda de postres, porque los susodichos lo ameritan. No se trata ya de comprarlo en sitios donde se mezclan con otras especialidades, sino de concurrir a empalagoso emprendimiento donde las varitas hacen su mezcla mágica.

Tortas grandes e individuales, cuadrados dulces, minicakes, budines, lingotes, petit fours, una gama abrumadora de azúcar bien entendids para levantar el ánimo de cualquiera. Algunas preferencias? Alfajor de chocolate maicena con dulce de leche: un matrimonio bien avenido, y, a mi modo de ver, los bastones de coco y el propio dulce de leche.

Hay tanto más que probar: para cumpleaños o eventos, para las locuras novedosas que se te ocurran y, sobre todo, para explorar en esa magia que aún puebla algunos rincones dignos de ser hallados.